DEL VIVIR


Todos tenemos la espada
de Damocles suspendida.
Por un hilo nuestra vida
sólo está garantizada.
Tanta y tanta fantasía
amando el deslumbramiento
y basta un soplo de viento
para acabar la porfía.
Tener suerte buena o mala
es misterio del Destino,
porque al final del camino
la muerte a todos iguala.
Y aunque el espíritu advierte
que en el mundo igual finamos,
todos igual nos llevamos
nuestra armonía a la muerte.
No nos seduzca la fama
que la libertad limita.
Lo que el alma solicita
es bañarse en la infinita
luz de la Divina Llama...




Paco Mollá